sábado, 23 de abril de 2011

Existe esa distancia que en verdad no es tanta distancia. Sentir tu aliento, tu mirada, tan cerca, sentirte con las manos, nuestras frentes apoyadas una contra la otra, y nuestros labios apunto de volverse a encontrar, a escondidas, en silencio. Y nuestros cuerpos cada vez más incandescentes, más cerca, más cerca...............hasta que lleguemos al final, y entonces todo volverá a tener sentido y nada importara más allá que lo que nosotros sintamos después de haber atravesado la distancia.

Después está la otra distancia, cuando tú te marchas, para siempre o por un tiempo, y desapareces, y por más que estire la mano, el brazo no llego a tocarte, a alcanzarte, incluso cada vez te siento más lejos, te veo más lejos, tanto que acabas perdiéndote por el horizonte y llevándote tu olor contigo. Y esa distancia me mata.

Y por último está otra distancia, esa que cuando existe, cuando está delante mío, me atañe, me devora, me entra pánico, miedo, vértigo